Paula Losada: “Fui al casting de LAS NIÑAS DE CRISTAL sin estar convencida”

De estudiar danza, a estrella de cine.

Hace ya casi un mes del estreno de “Las niñas de Cristal” una película de netflix protagonizada por Paula Losada y María Pedraza. Hoy nos encontramos con Paula para que nos cuente todo acerca de su llegada al mundo de la interpretación.

Fotografías: Julia Icy

¿Cómo ha nacido tu interés por la interpretación? ¿Recuerdas ese momento?

Creo que inconscientemente siempre la tuve, aunque Paula siempre lo vio como algo muy lejano; casi que inalcanzable. En su lugar, siempre tuve la danza, esa fue mi forma más sincera de expresarme, la que a día de hoy me sigue acompañando. Mi madre siempre me lo dijo: yo te imagino encima de un escenario. Supongo que no se equivocaba. Recuerdo que en mi escuela solíamos hacer obras de teatro desde muy pequeños, para los padres, un modo de enseñar de manera más didáctica, ¡qué bien lo pasaba!, cada año me llamaba más la atención, cada vez lo disfrutaba más, pero no fue hasta hace un par de años que me di cuenta qué el poder ser alguien sin necesidad de abandonarse por completo, era algo magnético. Y es que he sido muy payasa siempre, pero ser capaz de sacar a la luz esa parte no tan reluciente de la vida a través de un personaje, de una historia, una obra, es tan liberador como engatusador; es la inmersión total lo que más me llama la atención de la interpretación, poder vivir por un instante en realidades ficticias pero a su vez muy ancladas en el presente, en la forma de sentir de los seres humanos, en la forma de ser, en la forma de pensar. La interpretación no deja de ser eso: una realidad paralela a la nuestra pero igual de real.

Si tuvieras que describirte a ti misma o presentarte ante un público ¿Cómo lo harías?¿Cuáles crees tú que son las diferencias entre interpretar arriba de un escenario einterpretar a través de la pantalla?

Es posible que me presentara en silencio, bailando. Dejaría que la música hablara por mí misma. Aunque si lo tuviera que hacer con palabras, me describiría como “chica con síndrome del artista”. Paula es alguien con muchas inquietudes, deseando cada vez saber más, del mundo, de lo que le rodea, entender al sol como a las personas, muy observadora, creativa. Despistada también, pero comprometida. Paula es muchas cosas, pero todavía no tiene claro cómo organizarlas en su cabeza. Es una cabeza llena de ideas y pensamientos esperando el momento perfecto para sacarlas a la luz. Es posible que me presentara tal y como soy, sin filtros, sin mentiras. Me gustaría mirar a los ojos a las personas, conectar con ellos, sonreír, y entender que en realidad es como si nos conociéramos de toda la vida, porque un extraño no tiene por qué ser un desconocido. Y es que interpretar arriba de un escenario es sentir el calor del público, sus miradas, las energías. Es sentir los susurros, el llanto de un bebé en plena función, las risas, las fotos a escondidas. En cambio, a través de la pantalla eres tú con cierta distancia. La dificultad está en estar tan presente en el momento que hagas estar a los otros también. Es un proceso, más horas, más intrusivo. Más tomas también, más oportunidades. En un escenario te lo juegas todo a una. La improvisación siempre irá de tu mano en caso de que te quedes en blanco. Es una sensación completamente diferente. Más viva, aunque no mejor ni peor. Ambas son especialmente únicas, igual de atemporales. Solo que en una te encontrarás en un espacio-tiempo, donde los ojos sean cámaras, y en otro, sean miradas fugaces, efímeras, que no puedan parar el tiempo, sin rebobinar, sin capturas de pantalla, sin pausas. Aun así, la implicación, la magia, el poder de ambas, son las mismas. 

Sabemos que tienes grandes fuentes de inspiración, pero… ¿qué artistas han sido los quete han inspirado para formarte como artista? ¿Cómo alimentaron en tu familia ese deseo deestar arriba del escenario?

Aunque fui consciente tarde, mi familia siempre vivió enamorada de la música, del cine, de la danza. De mi padre aprendí a hacer las cosas con amor, sin importar la recompensa, sin importar el dinero. Sí, él es la viva imagen, somos de hacer todo ‘por amor al arte’. Todavía recuerdo de pequeña, durante los fines de semana, ir al cine con mis padres, escuchar música a todo volumen en el coche o en casa, bailar, cantar, entre otras muchas cosas. Nunca fuimos mucho de ir al teatro, pero sí que me hicieron ser partícipe de él apuntándome a clases de danza. Era a mí a quién iban a ver, y es que siempre tuvieron claro que acabaría subida en un escenario, fuera bailando o interpretando. Afortunadamente, he podido hacer las dos cosas, aunque interpretar para un público mayor todavía me queda pendiente. 

Para mí, el día a día supone una inspiración suficiente. Ir en metro, con la música puesta, observar, darte cuenta de que tu alrededor es la película más real que verás jamás. La obra maestra en persona. Es el sol entrando por tu ventana, ver a un niño reír, a una pareja besarse, un día de lluvia, el que me lleva a imaginar siempre, a ver que en todo hay un futuro, porque lo que acabas de ver se convierte en pasado. El tiempo es arte. Difícil de comprender, pero es la mayor inspiración de todas. 

Aunque sí, si tengo artistas presentes. Artistas que me ayudaron a desarrollar mi creatividad, ocupar un lugar en ella, tenerlos como referente, no solo como artistas, sino como personas. Polina Semionova, fue mi primer referente como bailarina. Me obsesioné con su figura, su movimiento, su forma de ser para con los demás, aunque fueron también mis profesores de danza, los que siempre me ayudaron a crecer como bailarina. Y es que artistas como, Juliano Nunes, coreógrafo internacional, compositores como Philip Glass, fotógrafos como Irving Penn, diseñadoras como Iris Van Herpen o actrices cómo Saoirse Ronan, directoras como Greta Gerwig, me hacen tener ganas de vivir la vida siempre. De vivirla sabiendo que, como dice unos de mis mejores amigos: “la vida es curta però ample” (la vida es corta pero ancha). Y es que a diferencia del mar, nuestro tiempo si tiene un principio y un final, pero no significa que debamos tener acceso limitado a vivir experiencias, a ver, a aprender, a equivocarnos, a querer, a crear, a simplemente ser. 

¿Cómo fue el camino que te llevó a co-protagonizar “Las Niñas de Cristal”? ¿Qué te hadado esta experiencia y cómo esperas seguir en esta industria?

Fue a la vez tanto orgánico como surrealista. En ese momento yo estaba en una agencia de publicidad como bailarina. Solían llamarme para castings dónde mi única tarea era bailar, hacer alguna acción cotidiana, y eso era todo. Para el casting de Las Niñas de Cristal me pidieron especial dedicación, aunque yo no iba muy convencida. Siempre fui con muy bajas expectativas, a la vez que deseaba obtener ese papel. Hice un primer casting en Barcelona, me llamaron para una segunda prueba en Madrid con Jota Linares, el director, y ArantzaVélez, directora de casting de la película; y en menos de un mes, estaba viviendo en Madrid sin saber muy bien cómo había llegado allí. Fue todo muy rápido. Siempre recordaré el día que me llamaron dando la noticia. Me puse a llorar. Llamé a mi madre y esa noche no pude dormir de la felicidad. Para Paula siempre fue una segunda oportunidad. Aurora supuso el gran cambio, el gran despertar. Y es que esta experiencia me ha dado más de lo que podré nunca decir con palabras. Me encontraba en un punto dónde no sabía muy bien cómo continuar en la danza, el verano justo se había acabado, y con la cuarentena a mis pies, me encontraba perdida en un mar de dudas, a la vez que respiraba por primera vez en mucho tiempo sabiendo que podía hacer lo que quisiera. Me había graduado en danza, y quería hacer tantas cosas que no sabía muy bien por dónde empezar. La película me dio exactamente lo que tanto buscaba, un camino, uno de nuevo dónde no iba a estar sola. O al menos no lo estoy ahora. Afortunadamente, después de la película, Pedro Garay (Garay Talent) me ofreció la posibilidad de empezar esta aventura con ellos, y no pude resistirme a decir que no. Únicamente espero poder seguir en este mundo todo el tiempo que pueda, aunque sin prisa, sin agobiarme por un futuro inminente, porque tampoco lo fue así en la danza. Siempre daré lo mejor de mí, pero sin olvidar que un no, no es el fin del mundo, que cada prueba es una oportunidad más para dejarte ver. No es un no a tu forma de actuar, o a tu forma de ser. Simplemente, es un no al personaje, algo ajeno a ti; porque historias hay miles, y alguna, será para ti. 

Actualmente sabemos que te estás formando en interpretación y también has empezado aestudiar Guión y Dirección. ¿Cuáles son tus metas respecto a esto y qué te gustaría proyectar de aquí en adelante?

Recuerdo estar el último día en set, y pensar: no me quiero ir de aquí. Todavía me falta mucho por aprender. 

Paula se enamoró tanto del mundo de la interpretación como de lo que sucedía mientras tanto fuera de escena, detrás de cámara. Siempre me ha fascinado saber el porqué de las cosas, el cómo, la manera, el camino que uno sigue para llegar a algún lugar. Echando la vista atrás, durante la construcción del personaje previa al rodaje, me di cuenta de la importancia que tienen los matices, el detalle sobre papel. Que nada es casual, que todo tiene un porqué, una razón de ser. Tanto Jota como Jorge Naranjo (co guionista de Las Niñas de Cristal), me dejaron ver la grandeza de escribir un guión desde el corazón, la sinceridad, la pasión por algo que nunca llegarás a ver como obligación. Porque escribir forma parte de ellos, como también siempre ha formado parte de mí desde muy pequeña. Siempre me gustó mucho escribir, y sigo haciéndolo siempre que puedo. Es la forma más silenciosa de decirme a mí misma, cómo me siento, cómo veo el mundo, las cosas; la forma más tangible que existe para dejar huella de forma o no permanente. Así que decidí indagar un poco más. Con el curso de Guión y Dirección espero poder escribir y dirigir algún día mi propio corto, que ya empieza a ver sus primeras palabras sobre papel en mis viajes en metro, en los días de paseos al sol o tiempos muertos en casa. A su vez, me está ayudando mucho a entender las dinámicas del mundo del cine, se complementa con mis clases de interpretación, con tecnicismos a tener en cuenta frente a cámara y también, a analizar mucho cine, tanto lo contemporáneo como lo clásico. 

En resumen, Paula está ansiosa por contar historias, sea en primera persona o detrás de cámara.

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