Londres establece que las personas trans con el certificado expedido en el país vecino podrían verse perjudicadas.
Se abre un nuevo frente en el conflicto entre Inglaterra y Escocia.
Ante la reciente aprobación del Parlamento de Edimburgo de la “ley de reconocimiento sexual” la ministra para las Mujeres y la Igualdad de Reino Unido, Kemi Badenoch el 9 de enero anunció una revisión de “la lista de países y territorios de ultramar aprobados“ en relación a los certificados de género que reconocer el Reino Unido.
Hay que remontarse a finales de 2022 para entender qué está pasando, y es que el 22 de diciembre la nueva ley salía adelante con 82 votos a favor y 39 en contra. Con esto se autorizó el cambio de sexo a los 16 años y sin necesidad de ser diagnosticadx medicamente con un trastorno de disforia de género.
“No debería ser posible que una persona que no cumpla los criterios para obtener el reconocimiento legal de género en el Reino Unido utilice la vía del reconocimiento en el extranjero para obtener un certificado de reconocimiento de género en el Reino Unido. Esto dañaría la integridad y la credibilidad del proceso de la Ley de reconocimiento de sexo”, establecía Badenoch.
La ministra se acoge a que la revisión a esta lista no es la primera vez que sucede, ya que en 2011 Montenegro y Latvia fueron excluidas del documento. “Esto no es una nueva medida, se hizo en 2011 y se actualizará en 2023”.
Como era de esperar la respuesta por parte de activistas LGBTQ+ y organizaciones no tardó en llegar calificando esta decisión como vergonzosa y discriminatoria contra las personas trans.
Jayne Ozanne, que preside la Coalición para la Prohibición de las Terapias de Conversión y dimitió en 2021 del grupo asesor del gobierno sobre cuestiones LGBT tras acusarlo de crear un entorno hostil para la comunidad, calificó el posible cambio de “excepcionalmente preocupante”.
Del mismo modo, Stonewall se pronunciaba en Twitter “Durante años, el Reino Unido ha respetado los certificados de reconocimiento de género de personas trans de países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Tratar de poner fin a este sistema es una medida extraordinaria, no basada en pruebas ni en la experiencia, que servirá de hecho como una ‘prohibición de viaje trans”, afirmó en un comunicado.